martes, 25 de junio de 2013

De ruta y de fuegos


Coincidiendo con el Solsticio de Verano (tradicionalmente celebrado la víspera de San Juan), y aprovechando la temperatura aún no muy calurosa, decidimos hacer la última ruta de la temporada (que continuaremos tras los meses de canícula): La Ribera del Omaña.
No es ni mucho menos tan fotogénica como las rutas montañesas, y peor con el cielo totalmente despejado, de modo que la calidad de las tomas es bastante inferior. Sin embargo es una ruta cómoda y, aunque hicimos 16 kilómetros nos llevó algo menos de 4 horas terminarla.




Comenzamos en Trascastro de Luna, cerca de Riello. Al final del pueblo, donde aún permanecen los restos de un transformador de los de antes (de piedra), sale una senda que nos llevará por la ribera del río hasta el siguiente punto de la ruta: Inicio.





Los remansos del Omaña, con sus aguas cristalinas donde se refleja la verdura de la vegetación, nos acompañan en esta primera etapa.







Desde Inicio puede acortarse la ruta para volver por la otra orilla, como veremos en el último tramo. Cerca de la ermita comenzamos una pequeña ascensión a una de las elevaciones del terreno, un tramo más seco, pizarroso, con alguna instalación de apicultura y algún prado donde pastaba la caballería.








Al llegar al punto más alto (1300 msnm más o menos), tomamos la carretera durante un par de kilómetros (probablemente algo "despistados" debido a la falta de indicadores del camino) para llegar al pueblo de Campo de la Lomba.


En este tramo nos encontramos con multitud de ciclistas, ya que el firme está en bastante buen estado de conservación y las continuas subidas y bajadas hacen que los amantes de las dos ruedas escojan estos parajes para disfrutar de su afición.





Una vez llegados a Campo, la falta de indicadores nos hizo avanzar hasta el río Negro "campo a través", pasando por una ruta "alternativa" que incluía la vista de las antiguas instalaciones de las minas de cobre del siglo XIX: Mina La Cobriza. Tras una bajada algo accidentada por la loma, tuvimos que cruzar el río por un "puente natural", consistente en un árbol caído que iba, estratégicamente, de orilla a orilla.










Una vez recuperada la senda, volvimos a ascender, en esta ocasión atravesando un precioso robledal con ejemplares centenarios. Allí, más o menos a medio camino, decidimos tomar un pequeño refrigerio para continuar la ascensión por el Coriello hasta avistar de nuevo Inicio desde lo más alto del bosque.




Entramos en el pueblo desde el otro lado, para tomar el camino de vuelta a Trascastro (4 km.) a través de otro pequeño robledal, alcanzando de nuevo, a través de prados y pastos, al padre Omaña. Un último kilómetro sobre el asfalto nos conduciría de vuelta al punto inicial: Trascastro de Luna, dando por finalizado el trayecto y acercándonos a Riello para refrescarnos, comer los bocatas y descansar los pies.






Ya en León, "sanos y salvos", tras una ducha y un par de "cabezadas" en el sofá, como era la noche de San Juan, nos acercamos a la ribera del Bernesga para ver el castillo de fuegos artificiales que ponía fin a una jornada aprovechada de la mañana a la noche.

¡Hasta la próxima!


 






(c) Javier Díaz Barrera, 2013.

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